Tran Anh Hung. Japón. 2010.
Título original: Noruwei no mori (Norwegian Wood). 133′
Adaptación cinematográfica de la novela homónima de Haruki Murakami que nos transporta al turbulento Japón de los años 60 para vivir una historia compleja en la que dar sentido a la propia existencia es el primer paso para poder continuar haciendo camino. Tokio Blues es una historia de pérdidas, de inestabilidad social y emocional, pero sobretodo es una historia de supervivencia. Cuando todo se tambalea a tu alrededor, la fuerza para afrontar el día a día lo es todo.
Tengo el placer de haber leído el libro, poco antes de ver la película, y como pasa con prácticamente toda película basada en una novela, el guión de la película se queda muy corto al lado de su progenitora. Lo grandioso de esta historia son sus personajes, la construcción de su personalidad, su carácter: la sencilla y atrayente parquedad de palabras de Toru, la insana incertidumbre de la frágil Naoko (interpretada por la exótica Rinko Kikuchi), la salvaje sinceridad de Midori o la madura y comprensible amistad de Reiko. Sobre el papel vas descubriendo los personajes poco a poco, llegando a comprenderlos, a sentirlos. Sin embargo en la película no es así. Todo viene de golpe, te encuentras con los personajes y sus reacciones de repente, y te adentran en la trama sin saber mucho de ellos, lo cuál es básico para entender mejor los por qués.
La novela fue un best-seller en Japón el año de su lanzamiento (1987) y a día de hoy aún sigue publicándose edición tras edición (en España van por la 20ª).
Sin duda recomiendo su lectura, mucho más intensa que el film, el cual, sin previos antecedentes, puede resultar un drama caótico y desubicado, con cortes de secuencias inesperados y cambios de escenario bastantes bruscos, pudiendo llegar a desesperar y desmotivar en algún momento al perderse en la trama. Además, lo que en el libro es un explícito pero sano erotismo, en la película se traduce en unos diálogos bastante ridículos.
Para mí lo mejor del film es la fotografía, sin duda. Las imágenes, tanto de exteriores como de interiores, tienen un color y una luz excepcional durante todo el film. Por otro lado, además de poder escuchar en varias escenas la genial canción de los Beatles, Norwegian Wood (que da nombre a la novela), otro puntazo notable es la banda sonora de la cinta, que corre a cargo de Johnny Greenwood, guitarrista de Radiohead, para el que nada de esto es nuevo; ya había colaborado en la banda sonora de alguna otra película, como por ejemplo Bodysong, Pozos de Ambición, o recientemente, en la película Harry Potter y el Cáliz de Fuego, junto con otro integrante de Radiohead y el frontman de Pulp.
Para el papel de Naoko, el director franco-vietnamita Tran Anh Hung ha contado con la guapa y camaleónica actriz japonesa Rinko Kikuchi, a quien ya pudimos difrutar en Babel de Alejandro Gómez Iñárritu y en la imprescindible Mapa de los sentidos de Tokio de Isabel Coixet. El actual proyecto de Kikuchi es Pacific Rim, la última película de Guillermo del Toro que está prevista se estrene en 2013.
PREMIOS:
2010: Festival de Venecia: Nominada al León de Oro (mejor película)
2010: Festival de Toronto: Presentación especial
2010: Premios del Cine Asiático: 3 nominaciones, incluyendo mejor actriz (Rinko Kikuchi)
TRAILER:
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He visto hace poco esta peli y la verdad es que coincido en que lo mejor es la fotografía. Me pareció muy caótica, aunque quizá sea eso precisamente lo que el director buscaba transmitir…el caos en las vidas de estos jóvenes. Un poco decepcionada me he quedado..pero no descarto seguir dándole oportunidades al cine asiático!!
La novela es mil veces mejor. Cuando baje a Madrid te la llevo si te interesa. Entenderás muchas cosas que la película no explica bien 😉
Fui a ver la película porque soy una gran admiradora del escritor, si David Lynch fuera escritor, y asiático, sería Murakami. La película me pareció un tanto lenta pero a la vez poética. Sin duda alguna recomiendo absolutamente todos sus libros, para principiantes «Kafka en la orilla» y, si tenéis redaños y nos asustan las emociones fuertes «Crónica del pájaro que da cuerda al mundo». Eso sí, hay que leerlo disfrutando de la incógnita y no esperando un gran desenlace, ni respuestas, a todo lo planteado, vamos, algo así como la vida misma.
Diphusa, es un placer leer cualquier comentario tuyo 🙂
Tengo ganas de leer «Kafka en la orilla» y acepto tus recomendaciones para la otra novela también. El disfrutar la incógnita y no esperar un gran desenlace es muy muy Lynch 😉