Terry Gilliam. Reino Unido. 1985
Ciencia ficción en un film futurista basado en «1984», la famosa novela de George Orwell, donde un gobierno totalitario y omnipresente vigila y controla a sus ciudadanos obsesivamente.
En Brazil se juntan la sátira a la maquinaria burocrática y al abuso de poder con el humor que puede aportar un Monty Python (Always look to the bright side of life). Una mezcla muy interesante. Sam (Jonathan Pryce) es un empleado público que, gracias a un tonto pero grave error burocrático – una mosca cae en una impresora y la mancha que deja hace confundir el apellido de un terrorista revolucionario con el de un tranquilo ciudadano que es capturado y asesinado erróneamente – conoce a la mujer de sus sueños y se ve envuelto en una rebelión contra la sociedad impositiva y aniquiladora en la que vive, de la mano del mismo terrorista salvado por la mosca (un cómico Robert de Niro).
La imaginación de Gilliam nos muestra escenarios oníricos y surrealistas en una estética de cine negro al mismo tiempo que de ciencia ficción futurista, con máquinas, decorados y criaturas fantásticas, como seres alados o samuráis de hierro (homenaje a Kurosawa). También hay cabida para la crítica, a una sociedad consumista (de sombreros imposibles), cuyo culto al diseño o a la cirugía plástica roza la excentricidad y monstruosidad, y al hecho de que en un estado represor, son los propios ciudadanos los que costean con sus impuestos su autoeliminación.
Las más de dos horas son bien llevadas gracias al humor negro, al reparto (también disfrutamos de Ian Holm y Michael Palin) y a la fantasía desbocada que nos descubre cada escena.
Curiosidades:
Parece que Terry Gilliam incluye esta película en una trilogía, junto con Time Bandits (1981) y Las aventuras del Barón Munchausen (1989), en la que el tema común es
«la lucha por la imaginación y la libertad de pensamiento en un mundo que se opone a estas ideas«.
En su estreno, la película tuvo algunas dificultades en taquilla, que fueron acompañadas por la pelea de Gilliam con la productora, al querer ésta modificar algunas escenas y el final del film para hacerlo más «feliz». Finalmente se hicieron dos ediciones, la de VHS es más corta y con final feliz y la titularon «Brazil: Love conquers all». La edición original permanece como una película de culto entre los numerosos fans de Gilliam.
Trailer de brazil
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