Soy un cyborg (I’m a cyborg, but that’s ok)
Park Chan-wook. Corea del Sur. 2006.
Creía que Park Chan-wook no podía sorprenderme más. Y entonces hizo esta película. Fui al cine temerosa, sin saber qué esperar. Park había hecho una comedia-romántica. ¿Cómo era posible? Acostumbrada a la violencia de sus anteriores películas, no entendía este cambio, este giro hacia el color y la sonrisa.
Los personajes no tienen nada que ver con los de su trilogía de la venganza. Esta vez, nos cuenta la historia de amor entre dos jóvenes encerrados en un psiquiátrico. Él, un fanático del pin-pon que se oculta detrás de una máscara y que asegura poder robar las almas de los demás. Ella, cree que es un cyborg de combate y se alimenta únicamente de pilas y baterías eléctricas, las cuales es capaz de masticar gracias a que lleva la dentadura de su abuela, quien creía ser un ratón. Con estos ingredientes, ¿qué más se puede pedir? El menú se presenta apetecible y sabroso, y dentro de las obras de Park Chan-wook para mí es una de las indispensables. Sin embargo, como cualquier plato, puede no satisfacer todos los gustos.