Kim Ki-Duk. Corea del Sur. 2008
Para mí siempre es un placer dedicarle un par de horas a cualquier película de Ki-Duk. Llamadme incondicional, pero por algo es uno de los cineastas asiáticos más aclamados por la crítica occidental. Sus melodramáticas historias en su tono poético característico me inquietan a la vez que me fascinan. Breath, seleccionada para la Sección Oficial del Festival de Cannes en 2008, es otra de las propuestas intimistas del director coreano.
Su protagonista es Jin, un hombre encarcelado y condenado a muerte que nunca recibe visitas hasta que un día decide aceptar el encuentro en la cárcel con una desconocida mujer, Yeon, con quien poco irá recuperando deseos e ilusiones rotas. Sin embargo, como sucedía en Hierro 3, Kim Ki-Duk entrecruza la pareja protagonista con el marido, un personaje que sentirá un ataque de celos cuando descubre que su mujer intima apasionadamente con el prisionero. La ejecución de Jin se acerca, pero el amor entre ambos ya ha alcanzado unos niveles de espiritualidad que nadie puede enfrentar.
Ki-Duk vuelve a mostrar su habilidad para contarnos dolorosas historias de amor sin prejuicios, desmitificando la infidelidad y reclamando la libertad pasional.
Published by